Por Daniel Ramalho
Lo más comentado en las redes sociales es la importancia de la prevención de los males causados por el estrés y la vida basada en la producción incesante. Muchos son los estudios que llaman la atención para la necesidad de desacelerar nuestras vidas. Yo mismo estoy realizando cambios profundos en mi vida a fin de darle preferencia a mi familia, mi bienestar, amistades y realización profesional! Sí, eso! Así: muy mío, muy posesivo y siendo muy claro para mí, que sólo yo puedo invertir en mi felicidad, sólo yo puedo hacerme feliz.
Claro, todo tiene su precio y todo cambio significativo exige demasiado de nuestras emociones, corazón, intelecto y quien convive con la diabetes, siente en la punta del dedo, a diario, los efectos de ese esfuerzo. Es como si pudiéramos traducir en números cómo van nuestros “nervios”, con un aparatito que se llama glucómetro, pero que pudiera también que le dijéramos “estresómetro” (risa).
Si para los que no tienen diabetes las cosas se ponen complicadas cuando algo no va bien en sus vidas, nosotros que convivimos con esa condición tenemos que doblar esfuerzos para mantenernos equilibrados lo máximo de tiempo posible. Por supuesto, siempre hay que respetar la manera de ser de cada uno, pero jamás debemos usar las clásicas excusas: “soy muy agitado”, “me irrito fácilmente”, “yo tengo X trastorno”. En estos momentos, son muchos los que intentan justificar su reacción exagerada a determinadas situaciones a través de diagnósticos, inventados o reales, o de rasgos personales, de igual naturaleza ficticia o verídica, como quien intenta buscar una razón para un momento de debilidad o de desánimo en nuestras luchas diarias.
No es ninguna vergüenza flaquear. ¿Quién nunca ha pensado desistir de algo? Todo guerrero, en algún momento se cansa de sus batallas y tiene que darse un descanso, repensar sus planes, valorar lo que ya ha conquistado, reevaluar sus metas. Si, al revés, intentamos encontrar excusas incapacitantes para nosotros mismos, jamás saldremos de donde estamos y nos volveremos meros pesimistas acobardados.
Una vez más uso una frase de Barry Neil Kaufman para ilustrar lo que pienso: “La forma en que elegimos ver el mundo, crea el mundo que vemos”. La interpreto como una alerta contra todos los tipos de males que nos pueden tocar. Podemos evitar la mayoría de estos males con un cambio de postura ante la vida, como el papá que empieza a trabajar menos para quedarse más tiempo con su hijo, el amigo que deja de quejarse de los demás en las redes sociales y pasa a encontrarse físicamente con todos y con más frecuencia, dos compañeros de trabajo que dejan de intentar mostrarse uno más importante que el otro y pasan a trabajar en equipo… Es decir, si creamos un mundo a nuestro alrededor, es ahí que vamos a vivir. Si es bueno, la pasamos bien. Pero si está lleno de rencor, competiciones que nunca terminan, orgullo, vanidad, falta de tiempo para la vida, amigos y familiares, el retorno va a ser equivalente a la inversión.
¿Si tengo miedo por el cambio de cosas fundamentales para mi vida? ¡SÍ! ¡Con mayúsculas mismo! ¡ME ESTOY MURIENDO DE MIEDO! Ser feliz exige mucho coraje, sobre todo si es para cambiar algo que ya forma parte de tu vida hace dos décadas… Difícil, pero sería mucho más difícil levantarme de la cama los próximos 40 años que pretendo vivir, sabiendo que ni al menos lo intenté. ¡Esa es mi energía propulsora! Como un día me dijo un amigo que recién había dejado una carrera sólida en una de estas profesiones consideradas “respetables” para actuar en teatro: “Prefiero morir pobre que infeliz. No quiero ser un viejo frustrado”. Bueno… ¡Yo tampoco! Y Uds., ¿quieren?
Mis glucemias, aunque esté haciendo un buen control y practicando actividades físicas con frecuencia, sienten estos cambios, pero también sienten que más allá está el tan deseado premio: la realización completa de mis sueños más altos.
No piensen que lo que deseo es complicado. ¡Ja, ja, ja! Es todo muy simple, pero lo sencillo en este mundo en el que vivimos es algo más difícil de conquistar que las cosas más complejas. Y cuando lo logre, mis glucemias van a aquietarse en la certidumbre de que no hay victoria más grande que la de cuando vencemos las fuerzas que nos tiran abajo y los obstáculos que todos decían que eran infranqueables.
¡Atrévanse! ¡Cambien! ¡Perdonen! ¡Hagan nuevos planes! ¡Sean humildes, sin que eso les estorbe el crecimiento! ¡Inviertan en uds. y no agredan a los que no estén de acuerdo con sus puntos de vista! ¡Sonrían más! ¡Vivan!
¡Ser feliz hace bien a la glucemia!
¡Ser feliz es lo más! ¡Atrévete a serlo!
¡Atrévete a cambiar!
Saludos,
DANIEL RAMALHO
DIABETES ESPORTE & NATUREZA